miércoles, 5 de noviembre de 2008

Welser-Möst y la crítica: caza de brujas


Ha sido un escándalo (enlace) en el mundillo de la crítica musical estadounidense: el crítico de Plain Dealer of Cleveland Donald Rosenberg ha sido reubicado en la redacción del periódico, después de 28 años cubriendo regularmente los conciertos de la orquesta que fue un día de George Szell, por sus valoraciones habitualmente negativas del enfoque interpretativo (que no de la técnica) de quien ha vuelto a ser renovado como titular de la portentosa formación norteamericana, el austríaco Franz Welser-Möst.

Más conocido como "Frankly Worse-than-Most", el joven director es seguramente uno de los mayores petardos de la dirección orquestal de nuestros días. Escúchese, por ejemplo, su preludio de Meistersingers en el DVD de 2002: una disparatada interpretación, precipitada, parca en matices y aséptica, de sonoridades ingrávidas, carente de grandeza, de vuelo lírico y de emoción, amén de pretenciosa por ir de desmitificadora. O el primer minuto de la Novena de Bruckner, también en DVD, donde cae en el más absoluto de los ridículos haciendo que esta genial música, en lugar de atmosférica y ominosa, suene frívola y pimpante, nada menos.

Rosenberg seguramente no tiene otra culpa que la de ser sincero a la hora de escribir su opinión. Pero claro, habrá músicos, abonados y lectores que no estén de acuerdo con él. Por no hablar del propio Welser-Möst. Me lo imagino cogiendo el teléfono y llamando a la redactora jefe Susan Goldberg. "Mira, que ya empiezo a estar un poquito harto de ese crítico tuyo que me tiene manía. Tú sabes que la orquesta está contentísima conmigo. Si me acaban de renovar hasta el 2018... El público aplaude a rabiar. Y ahí tienes los discos que he grabado, aquí en América y en Europa. Por ahí fuera me hacen unas críticas estupendas. Oye, tú sabes que yo respeto la libertad de prensa, faltaría más. Pero una cosa es el respeto y otra cosa aguantar a un amargado que no soporta que haya sustituido a su querido Dohnanyi. Claro, nadie es profeta en su tierra... La envidia, qué mala es."

"Te recuerdo, bonita, que llevamos años poniendo publicidad en vuestras páginas, eh, y que la pagamos bien cara. ¿Y que pensará la gente de que vuestro editor (Terrance C. Z. Egger) sea patrono de la orquesta? Vamos, no se entiende que por un lado apoyéis nuestro trabajo y por otro os dediquéis a hundirlo. La cultura en nuestra ciudad no se merece esto, tú lo sabes. Pero vamos, si siguen así las cosas, tendremos que replantearnos muy seriamente nuestra colaboración con el periódico. Es cuestión de coherencia, ¿no?".

Y la señora Goldberg se bajó los pantalones. Una larguísima lista de miembros de la Asociación Estadounidense de Críticos Musicales le han enviado una carta de protesta (enlace) que, presumiblemente, ella y su editor se pasarán por el Arco de la Estrella, París, Francia, más conocido como Arco del Triunfo. El dinero manda. Claro que estas cosas sólo ocurren en la América profunda de la siniestra etapa, parece que ya felizmente cerrada, de George Bush Jr. En la España libre y tolerante de Zapatero estas cosas no ocurren. Ni menos aún en la Andalucía imparable de Manuel Chaves. ¿Verdad que no?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Don F. ¿Es usted consciente del cambio de reparto en el Giulio sevillano? A la Semmigsten la sustituye como Sesto Lola Casariego

¿que opina?

Un saludo

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Anda, tío, pues no tenía ni idea. A mí la Casariego me parece una buena cantante; un poco basta quizá, ¿no? No la he podido escuchar mucho. Claro que haciendo Haendel, esto, bueno, ejem... En fin, ya veremos. Yo, mientras no me quiten a Zazzo... ;-)

Anónimo dijo...

Yo es que de la Casariego siempre he escuchado malas críticas, y además cantando Sesto, que es un rol TAN bonito...

En fin, resignacion.

PD: A Zazzo no nos lo quitan del Giulio, pero echa un vistazo al reparto de Orlando y te llevarás una sorpresa llamada Domenech..

Asi nos luce el pelo

Anónimo dijo...

La verdad es que no me extraña nada este cambio, uno más en la larga cadena de cambios de cantantes desde que llegó al Maestranza el nuevo equipo. ¿Es que ahora se ponen más enfermos los cantantes que antes? ¿O no será que lo que pasa en realidad es que se anuncian nombres que aún no están firmados sólo para aparentar un alto nivel en el teatro pero que luego, cuando les salen otros contratos más firmes en otros teatros, anulan el pre-compromiso con Sevilla? Recuerden, sin ir más lejos, los bailes de nombres con el Erik de "El Holandes", la caída de Bruson y tantos otros (Zazzo para "Orlando" es lo más reciente). Y está por ver que en realidad vayan a cantar en el Maestranza Marco Berti, Silvano Carrolli o Roberto Alagna (¿sólo para una función en concierto de "Los pescadores de perlas"?).
En definitiva: un truco para contentar al pùblico que ya va oliendo mal y que no cuela.

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