lunes, 1 de diciembre de 2008

Gran Falstaff por Sir Colin Davis

Cuando en 2001 escribí en Ritmo el artículo sobre Falstaff que he colgado más abajo (enlace) tuve dudas a la hora de escoger las cuatro versiones discográficas que me pedían. Toscanini, Karajan/Philharmonia y Bernstein las tenía clarísimas, pero no encontraba ninguna otra que estuviera a semejante altura. Al final me decidí por la última de las tres de Solti sin estar del todo convencido, pero si tuviera que repetir la elección hoy me decantaría, sin ninguna duda, por la que el sello LSO Live editó a partir de las funciones en versión de concierto dirigidas en 2004 por Sir Colin Davis en el Barbican londinense.

No conozco la que el anciano director había registrado con anterioridad para RCA (con Rolando Panerai, eterno Ford, en el rol titular), pero no es fácil que sea mejor aún que ésta, en la que sin alcanzar quizá la genialidad -eso queda reservado a Bernstein-, Sir Colin logra desmenuzar la riquísima orquestación verdiana sin dejar de atender a todos los aspectos expresivos, sean estos humorísticos, líricos, siniestros o -por qué no- amargos. La excelencia de la orquesta ayuda lo suyo.

Michele Pertusi está bien a secas, faltándole algo de relieve a su en cualquie caso plausible caracterización. Carlos Álvarez ya comenzaba aquí a evidenciar su tendencia al engolamiento, pero su adecuación al idioma verdiano es absoluta y, desde luego, compone bien a Ford. Le acompañan dos colegas de su tierra (y su agencia), una Ana Ibarra que hace una irreprochable Alice y una estupenda María José Moreno como Nanetta; era la época, dicho sea de paso, en que la excelente soprano granadina aún no había abandonado "la agencia" y cantaba con regularidad en sitios de importancia. Marina Domashenko y Jane Henschel, nada menos, son dos voces de mucho fuste para Meg y Quickly, respectivamente. Menos bien el Fenton de Bülent Bezdüz, bella voz pero intérprete algo tosco.

De este producto existen dos versiones, una en CD normal y otra en SACD. Quien tenga un lector que reproduzca este último formato no debe dudar, pues la gama dinámica y la pureza tímbrica del sistema compensan las relativas limitaciones de los registros de LSO Live (que raramente alcanza la excelencia). Además, este Falstaff está grabado en 5.0 auténtico: las toses suenen por detrás, lo que significa que lo que escuchamos por los altavoces traseros es, verdaderamente, la reverberación de la sala, y no una pista artificial realizada por ordenador.

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