lunes, 11 de octubre de 2010

Abbado y Mahler, 4x4

La inminente visita de Abbado a Madrid con la Novena de Mahler que tanta expectación ha levantado me anima a realizar una pequeña comparativa de las versiones de la obra del autor de La canción de la Tierra que más ha grabado el milanés: cuatro versiones de la Cuarta Sinfonía, nada menos. La más antigua corresponde a mayo de 1977 y en ella se ponía al frente de la orquesta más adecuada -en tiempos pasados y en actuales- para esta página, la Filarmónica de Viena. Tras varios lustros por medio en los que su fama aumenta de manera inversamente proporcional al de su interés como artista, Abbado vuelve a grabar la página en 2005 para el mismo sello, Deutsche Grammophon, pero esta vez con la orquesta de la que no mucho antes había abandonado la titularidad, la Filarmónica de Berlín. Tan solo un año más tarde el maestro registra la obra en DVD para el sello Medici Arts poniéndose al frente de la Orquesta Juvenil Gustav Mahler. Y en 2009 vuelve a filmar la página junto a la Orquesta del Festival de Lucerna, una realización que Euroarts está a punto de lanzar en DVD y Blu-Ray y que los aficionados hemos podido ya conocer a través de la correspondiente retransmisión televisiva.

Las cuatro realizaciones tiene, lógicamente, muchos puntos en común. En el plano técnico habría que destacar una admirable claridad analítica, un colorido riquísimo y una amplia gama de texturas (desde las más aristadas hasta la pura seda) que son fruto de una técnica de batuta insuperable. En el interpretativo Abbado opta por ofrecer una versión particularmente ingenua de la partitura, lo que en principio no es reprochable pero tampoco es lo que más nos gusta a algunos aficionados: uno puede terminar hartándose de tanto recuerdo infantil, de tanto lirismo melancólico y de tanta visión seráfica, y preferir opciones que acentúen el sarcasmo y el humor negro que también están presentes en la obra. En cualquier caso, insisto, la opción de Abbado es respetable… siempre y cuando no se pase con el azúcar. Y aquí es donde vienen las diferencias entre las cuatro interpretaciones del maestro.

A mi modo de ver la primera versión, la de 1977, es la más interesante de todas. Ofrece en ella un primer movimiento clásico, elegante y mesurado, quizá en exceso, sobrando -como ocurrirá en sus posteriores lecturas- algún portamento y echándose de menos mayor compromiso expresivo. El segundo muy bien dentro de una línea escasamente demoníaca, lo que no parece lo más adecuado pero resulta coherente con su visión global de la obra. Lo mejor viene con un lentísimo y concentradísimo Ruhevoll, abordado de una manera muy meditativa y espiritual -no blanda ni empalagosa- pero no desdeñando la potencia expresiva de sus clímaxs. En el cuarto movimiento una dulce Frederica Von Stade sintoniza perfectamente con este enfoque sereno y aporta una rica crema vocal.

El “remake” berlinés de 2005 nos muestra en toda su crudeza el declive artístico de Abbado. Los dos primeros movimientos siguen estando bien, aunque tanta amabilidad y distanciamiento expresivo no terminan de convencer. El problema viene con el tercero, que ahora resulta blando y empalagoso en exceso, al tiempo que las explosiones dramáticas resultan mucho más superficiales -puro deseo de epatar con los contrastes dinámicos- que sinceras. Peor aun el cuarto, donde diversos detalles de blandura horripilantes por parte de la batuta se combinan con los amaneramientos de Renée Fleming hasta el punto de hacer la audición casi insoportable.

En 2006 las cosas mejoras, pues parece que al ponerse al frente de su amada Orquesta Juvenil Gustav Mahler el maestro deja a un lado los narcisismos para volver a una visión más fresca, más espontánea, aunque de nuevo nos encontramos aquí y allá con detalles que nos hablan de una batuta mucho más interesada por el sonido en sí mismo que por su significado. Así por ejemplo nos ofrece un movimiento inicial fresco, animado, de tímbrica rica e incisiva, de una ingenuidad no demasiado naif, pero de nuevo hay que reprochar algún portamento y la obsesión por conseguir algún pianísimo inaudible. En la misma línea el segundo, muy atractivo aunque sin toda la retranca que debería tener. El Ruhevoll ya no es malo sino simplemente aséptico, cuando no se ve empañado por los malditos portamenti y por algunas sonoridades ingrávidas (¡esos violonchelos!) made in Abbado. El cuarto movimiento se beneficia del arte de Juliane Banse, que se muestra musical y por completo ajena al empalago. De voz no está del todo bien, pues el centro ha perdido bastante desde sus grabaciones con Boulez y Sinopoli (1998 y 1999 respectivamente, aburrida la primera y tan personal como interesante la segunda, dicho sea de paso).

La interpretación de Lucerna es una copia corregida y mejorada de la anterior, pues no en balde la orquesta suiza es en realidad -o eso dicen- la Gustav Mahler Jugendorchester con la adición de primeros atriles de lujo. Abbado ofrece aquí una lectura aún más ágil, fresca, natural y comunicativa, atenta a todos los resortes expresivos de la partitura, aunque de nuevo, ya se sabe, encontramos algunos insufribles portamenti, mientras que la concentración y belleza que el joven maestro había alcanzado años atrás en Viena no vuelven a aparecer aquí por ningún lado. No aporta nada la presencia de Magdalena Kozená, cortita de voz y algo insulsa en lo expresivo.

Total, a quien no conozca estas interpretaciones y esté interesado en cómo Abbado se acerca a la Cuarta mahleriana, le recomiendo que se interese por la grabación con la Filarmónica de Viena mucho antes que por las otras. Ahora bien, me parece que el DVD con la Gustav Mahler Jugendorchester hay que tenerlo en casa, pero no por la sinfonía sino por la espléndida interpretación del Pelleas und Melisande de Arnold Schoenberg que ocupa la primera mitad del concierto, que además viene acompañada de una excelente “guía de audición” sobreimpresa en pantalla. Teniendo este DVD, el que va a aparecer en Lucerna con la Kozená no aporta nada de verdadera relevancia. El CD con la Fleming no se lo aconsejo a nadie.

Ah, por si tienen curiosidad, mi versión favorita de esta sinfonía, teniendo en cuenta dirección, orquesta y solista vocal, es la de Lorin Maazel con la Filarmónica de Viena (Sony, 1983), aunque la dirección de Szell me gusta más aún. Y no quiero olvidar las interpretaciones de Klemperer y Chailly. Ni el Ruhevoll de Dohnányi, dicho sea de paso.

7 comentarios:

Eugenio Murcia dijo...

ES MI MAHLER FAVORITO, Y PARA MI MAHLER ES, DESPUÉS DE BEETHOVEN, EL MÁS GRANDE COMPOSITOR DE TODOS LOS TIEMPOS. HE ESCUCHADO ESTA OBRA DECENAS DE VECES, AUNQUE NUNCA HE OIDO LA VERSIÓN DE KLEMPERER CON LA SCHWARZKOPF. TAMPOCO RECUERDO QUE LA GRABARAN HORENSTEIN O BARBIROLLI(AUNQUE SEGURO QUE SI LO HICIERON)Y SOLTI Y KUBELIK TIENEN VERSIONES CON CANTANTES MÁS BIEN FLOJAS. MI VERSIÓN FAVORITA: TENNSTEDT/POPP/EMI (CREO QUE CON LA LONDON PHILHARMONIC). QUE MARAVILLA LA CANTANTE CHECA, QUE LÁSTIMA QUE MURIERA TAN JOVEN (ADEMÁS, ERA UNA MUJER BELLÍSIMA).

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Eugenio, tienes una completísima discografía de Mahler en http://gustavmahler.net.free.fr/us.html

Ahí puedes comprobar que tanto Barbirolli como Horenstein tienen grabaciones de la Cuarta, de 1967 y 1970 respectivamente. La del primero no la conozco. La del segundo sí, y me gusta bastante por su mala leche (estupendo el segundo movimiento), pero creo que le falta encanto. O sea, justo lo contrario de lo que le pasa a Abbado.

La de Klemperer te recomiendo que no te la pierdas, ya sabrás que es un clásico. La de Tennstedt en EMI lamento no conocerla. Sí, una pena lo de la Popp, fue una muerte muy temprana y muy injusta.

bruckner13 dijo...

El mismo año se fueron la Popp, Auger y Troyanos y por la misma enfermedad.
Por cierto, coincidimos en la versión favorita de esta obra: Maazel - Sony. La Filarmónica de Viena en dicha grabación está insuperable y encima Maazel tuvo uno de sus buenos días. La Battle borda su parte sin cursilerías, lo cual es extraño. xD
Ya veo que no soy el único al que las tonterías de Fleming le molestan. Esta mujer debería escuchar cómo cantaban las della Casa, Schwarzkopf, Lehmann, Janowitz y cía. para aprender lo que no se debe hacer. Me recuerda a las tonterías que hace la Mutter con el violín, con el talento que tiene esta mujer y lo estropea.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Es que a la Mutter, que tiene tanto talento o más que la Fleming, también se le ha ido la olla...

Y sí que es raro que la Battle no esté cursi, pero lo cierto es que aquí, efectivamente, lo borda :-D

bruckner13 dijo...

En una cosa en la que no coincidimos es en Barenboim, me parecen demasiado toscas sus interpretaciones. Mira que me cae genial este hombre pero no me convence como director. Y sin embargo uno que me gustó, luego me dejó de gustar y ahora me está volviendo a encandilar (jejeje) es Karajan. Estoy escuchando sus Metamorfosis straussianas de finales de los sesenta y estoy maravillado. Mi versión favorita. Genial el salzburgués.

Eugenio Murcia dijo...

La versión de Horenstein de la Cuarta resulta que está incluida en el cofre Emi con la obra completa de Mahler que acaba de salir. Para Pérez Adrián es mejor el cofre Emi que el de Dg, aunque por poco. Yo tengo en mi discoteca todas las sinfonías de Mahler, algunas en varias versiones, y por ese motivo no me he comprado ninguno de los dos (la crisis aprieta). Pero a quien quiera descubrir a este maravilloso compositor, lo ideal sería que se comprara uno de estos cofres del tesoro. En cuanto a la integral de Rattle, pues la verdad no creo que supere las de Haitink, Tennstedt, Kubelik, Chailly y, si me apuras, ni siquiera a Inbal, Bertini o De Waart.

Tadzio dijo...

pues si me apuran mi version favorita de la cuarta es la de karajan con la Filarmonica de Berlín,con una Edith Mathis estupenda.Luego podemos hablar de Mengelberg (y sus rarezas),Szell (y su mala leche) o Klemperer con Frau Legge.Tambien me gusta mucho Paul Kletzki con Philarmonia.Seca como pocas, Reiner con Chicago.

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