domingo, 19 de enero de 2014

El Diván en invierno

Después de muchos años visitando Andalucía en verano, la Orquesta del West-Eastern Divan y su titular actúan por primera vez en invierno en nuestra tierra: mañana (hoy) domingo en Sevilla con el segundo acto de Tristán e Isolda, nada menos, y el martes en Cádiz con páginas de Mozart y Beethoven. De allí volarán –hay que tener valor, con un 40 % de judíos entre sus miembros– a los Emiratos Árabes Unidos. Se dejó entrever en su momento que el cambio de fechas se debía al calor veraniego y a la escasa motivación por parte de muchos melómanos a la hora de abandonar la playa para volver a la ciudad y meterse en un concierto. El aforo del Maestranza, todos lo recordamos, solo se llenaba a ultimísima hora, incluso cuando el programa ofrecía repertorio operístico: Barenboim y sus chicos ofrecieron aquí Fidelio y el primer acto de La Walkyria.

¿Ha funcionado el cambio en este sentido? No lo tengo claro: cierto es que las entradas están más que agotadas, pero quizá la clave haya que buscarla no en la meteorología, sino en el concierto vienés de Año Nuevo. Poco antes del mismo, quedaban unas 1200 localidades por vender de un aforo que ronda las 1700. Cuando los televidentes vieron a Barenboim ponerse frente a la Filarmónica de Viena para dirigir el evento musical más seguido en todo el universo –José Luis Pérez de Arteaga recordó la cita del argentino en Sevilla y Cádiz–,  las localidades se fueron vendiendo con enorme celeridad –yo mismo seguí la página de Generaltickets– hasta agotarse en muy pocos días. ¿Sirvió la retransmisión desde la Musikverein para recordar a los más despistados que tenían que pasar por taquilla? ¿Quizá la excelsa calidad del evento, unánimemente reconocida, animó a los más reacios? ¿O más bien es que muchos melómanos "de toda la vida" no ven con buenos ojos las actividades de la Fundación Barenboim-Said y pasan del tema, mientras que el público menos habitual del Maestranza es el que se ha apuntado al descubrir que "el que está saliendo en la tele" va a actuar dos semanas después en su ciudad? Porque no me negarán ustedes que es tela de raro que un evento de semejante categoría agote tickets en un Lucerna o un Salzburgo en cuestión de horas mientras que en Sevilla –aquí ya no hay excusa veraniega que valga– permanecen 1200 entradas sin vender durante un buen número de semanas.

En cualquier caso, sean unos melómanos u otros los que llenen el Maestraza, lo que parece incuestionable es que escuchar una pieza capital de la historia de la música como es el segundo acto de Tristán e Isolda a cargo del más reconocido intérprete de la pieza de los últimos cincuenta años –hasta los detractores de Barenboim reconocen que esta ópera la borda– es un evento que muy pocos teatros y festivales del mundo están capacitados para ofrecer. Luego podrán discutirse cuestiones políticas y económicas en torno a la Fundación, pero confiemos al menos en que la mayoría de los amantes de la lírica que hay en la ciudad y su entorno –que son muchos más que los que tienen una entrada de las 1700 del aforo: recordemos que los títulos más populares llenan varias funciones del Maestranza– sean capaces de reconocer la singularidad de una noche que se promete musicalmente excelsa.

3 comentarios:

Agustín dijo...

Bueno pues, si las entradas están agotadas no se puede pedir más a los sevillanos ¿no?
En epóca de crisis económica todos recortamos gastos no imprescindibles así que el público ha cumplido.
Por otra parte, la WEDO no es la VPO.
Un saludo.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Obviamente la WEDO no llega ni mucho menos al nivel de las grandes orquestas europeas (Berlín, Concertgebouw, Viena).

Pero la WEDO de los últimos años (no la de los primeros tiempos) es superior a la Sinfónica de Sevilla, al menos para los repertorios que la orquesta multicultural aborda. Ahí están los dos ciclos Beethoven, el de Colonia y el de los Proms, como muestra de su nivel.

La Sinfónica de Sevilla ofrece dos conciertos (jueves y viernes) para cada uno de sus programas de abono, lo que significa un aforo de 3400 entradas, de las cuales se vende una buena parte incluso en estos tiempos de crisis. Con tanto aficionado a la música sinfónica en la ciudad (¡y no digamos a la ópera!), me sorprende mucho que las entradas no volasen desde el primer momento habida cuenta de que de este Wagner se ofrece una única función. Saludos.

JAVIER M.F. dijo...

Parece ser que ha muerto Claudio Abbado. Descanse en paz.
Fernando: Lo tenia pendiente y te pido disculpas: ¡Feliz Año!.
No intervengo últimamente en tu blog por falta de información suficiente para comentar algo sobre los temas tratados.
Te sigo leyendo, no obstante.
Saludos

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