jueves, 16 de julio de 2015

Jerry Goldsmith con la London Symphony: un fiasco

En 1987 Jerry Goldsmith (1929-2004) registró, al hilo de un concierto en el Barbican Hall, una selección de su música cinematográfica y televisiva al frente de la Philharmonia de tiempos de Sinopoli. Con excelente toma de sonido a cargo de Mike Ross, dicha grabación –que circuló en CD primero de forma limitada y más tarde en una edición del sello Decca– sigue siendo  formidable, y quizá el mejor disco para acercarse a la obra de este gran compositor. En enero de 2000 el estadounidense realizó una especia de remake, esta vez con la Sinfónica de Londres a su servicio y para el sello Telarc: algunas páginas se repetían, otras eran sustituidas por partituras más recientes y las dos suites, una de música para la gran pantalla y otra con sintonías de series de televisión, eran ampliadas con temas nuevos. Cuando lo escuché, el disco me defraudó seriamente. Ahora he vuelto a él, esta vez en formato SACD, pero sigo opinando lo mismo: un fiasco, por tres razones.

Jerry Goldsmith LSO Telarc

Primera: las partituras. Se echa de menos la presencia de Masada, Gremlins y Lionheart –no tanto de The Blue Max– que estaban en el disco con la Philharmonia, mientras que no resultan particularmente bienvenidas las partituras algo anodinas de Sleeping with the Enemy y Rudy. El arreglo de The Russia House no funciona en absoluto (¡cómo se echa de menos el saxo sensacional de Branford Marsalis!). Star Trek, The Boys from Brazil, Twillight Zone y, sobre todo, el bellísimo tema de amor de Forever Young, sí que son incorporaciones muy de agradecer. En cuanto a las suites, los añadidos de Air Force One –hortera y grandilocuente–, Basic Instinct, Star Trek: Voyager terminan provocando más dispersión que interés. En definitiva, había música de más calidad en el disco anterior.

Segunda: las interpretaciones. Goldsmith suele dirigir muy bien, pero en esta ocasión quiso ir más allá y “embellecer” sus propias músicas con reguladores, rubatos y contrastes dinámicos extremos. El resultado es mediocre, particularmente en Star Trek –amaneradísimo–, aunque también chirrían el tema de Poltergeist y el vals de The Boys from Brazil. La London Symphony funciona muy bien, sin que parezca especialmente motivada.

Tercera: la toma de sonido. Aunque ésta ofrece una muy notable gama dinámica, dista de estar a la altura de las circunstancias por resultar turbia y opaca. De nuevo el disco con la Philarmonia sale ganando.

¿Es usted, como yo, un gran admirador de Jerry Goldsmith? Entonces le interesará escuchar este disco. Pero si lo que está buscando es un buen recopilatorio, acuda al CD tantas veces citado de 1987. La última edición, realizada por Silva Screen en 2001, es fácil de encontrar si la buscan por el título “Goldsmith conducts Goldsmith”. En Amazon, por ejemplo, la tienen a buen precio.

PS (19/05/07). Siendo cierto que cuando escribí esta reseña escuché el SACD, hasta hoy no me podido hacerlo en el formato muticanal. Este ofrece mucha información por los dos canales traseros, fundamentalmente determinados elementos de la percusión, lo que no confencerá a los acostumbrados a escuchar orquesta en concierto y gustará a los que busquen espectacularidad ante todo. En cualquier caso, se gana en limpieza, relieve y espacialidad.

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