sábado, 20 de mayo de 2017

El Moldava por Barenboim

Tenía mal recuerdo del registro que en la segunda mitad de los setenta realizó Daniel Barenboim, al frente de la portentosa Sinfónica de Chicago, del más célebre de los poemas sinfónicos de Bedrich Smetana: me pareció un tanto flácida y falta de fuerza en su primera mitad, incluso un poco sosa en general. La he vuelto a escuchar y ahora me ha parecido una muy digna interpretación. Cierto es que el de Buenos Aires se tomaba su tiempo a la hora desgranar la página (12'56, no muy distante de los 12'46 de Karajan en Viena, aún hoy mi versión favorita, o de los 12'51 de Szell, aunque sí de los 11'01 de Fricsay o los 11'23 de Kubelik también con Viena); pero eso le servía para aclarar las texturas –en pocas interpretaciones se habrá escuchado con tanta claridad el arranque, algo con lo que tiene mucho que ver el virtuosismo de los chicagoers– y para cantar las melodías con delectación. A la escena de la boda le faltaba fuerza, eso sí, pero en la sección de las ondinas la sonoridad planeada estaba conseguida de manera admirable y cuando llegaban los rápidos del río el maestro tenía la oportunidad de desplegar todo ese carácter dramático y escarpado que singulariza su personalidad interpretativa.


Pues bien, esa primera lectura de Barenboim queda eclipsada, cuarenta años después, por esta otra que se ha puesto en circulación a través de YouTube perteneciente a una filmación realizada en Praga hace tan solo unos días, el pasado doce de mayo, nada menos que con la Filarmónica de Viena a su servicio. Los tempi son ahora menos reposados (12'08), pero la melodía principal suena con mayor elocuencia y emotividad en los violines, también con más ternura, mientras que el contracanto de la cuerda grave quizá se escuche mejor ahora; y sí, aunque ya pasaron sus mejores tiempos, todavía ésta suena a Wiener Philharmoniker. La boda campesina ofrece ahora mucha más fuerza y entusiasmo, con más sabor danzístico y con la rusticidad que pide. La escena nocturna vuelve a ser maravillosa, y en los rápidos Barenboim vuelve a encontrar sus mejores momentos. Solo una pega: me gusta que se ponga más énfasis en el retorno al final de la página del tema del primer poema sinfónico del conjunto, Vyšehrad.

En el concierto, como ya sabrán algunos de ustedes, se interpretó Mi patria en su integridad, al tiempo que circula el tráiler de un documental sobre Barenboim y este ciclo de poemas sinfónicos. ¿Se comercializará la filmación checa o, por el contrario, conoceremos una grabación procedente de su interpretación de hace unos meses con la Staatskapelle berlinesa? ¿Y cuánto tiempo tardaremos en verlo? Mientras tanto, esperamos con impaciencia la publicación en junio del siguiente disco del maestro: El sueño de Geroncio.

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